Gabrielle Chanel-
Diseñadora de moda y fundadora de su propia marca y empresa, más conocida como Coco Chanel...
Convertida desde los años 20 en la gran dama de la moda francesa, su influencia se extendió en muchos aspectos, desde el corte de pelo hasta los perfumes,
pasando por los zapatos y los complementos.
Ella misma fue la principal modelo de su firma: con una figura delgada, con poco pecho y el pelo corto, con ropa ancha y cómoda,
Chanel se convirtió en el prototipo de garçonne en un símbolo de la mujer moderna, activa y liberada.
Su imagen fue admirada e imitada por millones de mujeres.
Nadie le enseñó a coser., aprendió por la necesidad. No era arte al principio… era supervivencia.
Nació en la miseria según sus propias palabras. Su madre falleció cuando ella tenía 12 años y el padre las abandono en un orfanato donde las monjas le enseñaron a coser.
Para que tenga una vida decente, le decían, marcando con el dedo la tela mal cortada.
¿Decente? ¿Eso qué significa? ¿Vivir callada y limpia?”, preguntó una vez y Sor Bernadette la fulminó con la mirada.
Significaba no volver a la calle... le respondió.
Pero en su cabeza ya empezaba a florecer una idea, no quería salir del orfanato para vivir apenas… quería volar, destacarse.
Cada puntada que daba era una forma de afirmar su objetivo. Nadie iba a decidir por ella.
unos años mas tarde empezó a vender sus primeros sombreros y dicen que la gente se reía.
Les parecía una ridiculez que una mujer tuviera una tienda propia.
Ella era la hija de un vendedor ambulante y ahora se destacaría por ser diseñadora.
No sabían con quién hablaban y a donde llegaría esta mujer con sus sueños y su creatividad.
Ante la pregunta de un cliente sobre uno de sus diseños si era de Paris el producto ella contestó Yo también soy Paris aunque usted aun no lo sepa.
De alguna manera sentenciando su destino.
Con cada sombrero que vendía, con cada vestido que cortaba sin seguir las normas, se acercaba más a la mujer que quería ser.
Libre. Elegante. Sin corsé, sin permiso, sin miedo.
Ella se cortó el cabello cuando todas las mujeres lo usaban largo, como símbolo de rebeldía para muchos, para ella la revelación de la libertad femenina.
La llamaron rebelde, insolente, hasta vulgar. Pero nunca la llamaron sumisa.
Vio guerras que destruían todo. Vio cerrar sus tiendas durante la ocupación.
Pero no se dio por vencida. Volvió a París cuando todos creían que ya era historia, y les demostró que aún podía escribirla.
No era solo una marca, Ella era una idea, una declaración de guerra al conformismo.
“¿A qué huele el coraje?”, le preguntó una joven diseñadora una vez.
“A no rendirse”, le respondió. “A perfume con cicatrices.”
Y si pudiera decirle algo a la niña que lloraba en su cama del orfanato, sería esto:
“No dejes que el barro donde naciste te impida florecer. Las flores más fuertes… nacen entre ruinas.”
Una historia por demás enriquecedora y emotiva que nos debería impulsar a combatir nuestros miedos, a animarnos a salir y defender nuestras ideas y nuestros proyectos.