Los líderes de los países del G7 se reunieron este lunes en las Montañas Rocosas de Canadá para celebrar el comienzo de una nueva cumbre marcada por los intensos ataques entre Israel e Irán. La reunión de tres días en la localidad de Kananaskis supone el regreso al ruedo diplomático del presidente estadounidense, Donald Trump, que desde que comenzó su segundo mandato a finales de enero ha sacudido el tablero internacional con su intento de imponer nuevas reglas. El republicano llegó a Canadá a pesar de haber menospreciado a su vecino del norte con sus constantes llamados a que se convierta en el estado 51 de Estados Unidos.
El líder canadiense diseñó este encuentro del G7 para tratar de limar asperezas entre siete de las economías más avanzadas del mundo: Alemania, Canadá, Francia, Italia, Reino Unido, Japón y Estados Unidos. También estaba en la agenda la guerra en Ucrania y el aumento de la presión sobre Rusia para aceptar un alto el fuego. Sin embargo, según un diplomático, Canadá está sondeando a los Siete para hacer un llamamiento conjunto a la “desescalada” entre Israel e Irán. Sobre este conflicto, Trump señaló: “Tienen que llegar a un acuerdo y es doloroso para las dos partes, pero yo diría que Irán no está ganando esta guerra y deberían hablar inmediatamente antes de que sea demasiado tarde”.
Por su parte, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, se reunió el domingo con sus homólogos alemán, Friedrich Merz, y británico, Keir Starmer, con quienes abordó la situación en Ucrania y en Oriente Medio tras los ataques entre Irán e Israel. Con Merz, la reunión ha “permitido confirmar la voluntad común de celebrar una nueva cumbre intergubernamental entre Italia y Alemania en Roma a principios de 2026 y de mantener una estrecha coordinación sobre los principales temas de la agenda de la Unión Europea, como la lucha contra la inmigración irregular y la competitividad”, comentaron.
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