Estudiantes no arranca. Ni futbolísticamente, ni emocionalmente. Ni en la tabla, ni en el alma de sus hinchas. Otro golpe que deja al Pincha y su DT en la lona. El equipo de Eduardo Domínguez volvió a mostrar una imagen pálida y cayó 1-0 ante Unión en el 15 de Abril, en el debut del Torneo Clausura. La derrota agudiza la crisis tras la final perdida con Vélez en la Supercopa Internacional y deja al Barba en la cuerda floja.
La película fue parecida a otras que el hincha ya conoce de memoria: imprecisiones, falta de rebeldía, errores groseros y nulo peso ofensivo. Esta vez, el mazazo llegó por un grosero error de Leandro González Pírez, en su debut con la camiseta albirroja, que derivó en el gol de Mauricio Martínez.
Fue una noche oscura para el Pincha, que jugó mal, no generó juego y mostró una imagen preocupante, sobre todo pensando en lo que se viene: una seguidilla apretada y los octavos de final de la Copa Libertadores a la vuelta de la esquina. El equipo fue una sombra, sin reacción y sin respuestas, sostenido únicamente por la experiencia de Muslera, que evitó una goleada.
Pero lo más fuerte no se vio en el campo. Llegó después, en la conferencia de prensa. Domínguez, cuestionado por su continuidad, eligió escudarse en una comparación que descolocó a todos: “Se ve que muchos no creen en proyectos. Salvando las distancias, es como si ahora le pregunten a Guardiola si va a seguir o no porque este año no ganó un título”. Una frase que cayó como una bomba. Y que para muchos, roza el capricho.
“No me voy a ir. Esto recién empieza. Vamos a revertir esta imagen. Me duele que el hincha no se sienta representado, pero hay que dar la cara”, insistió. Sin embargo, la paciencia parece agotada. El equipo no juega, no gana, y el ciclo ya lleva más decepciones que alegrías. El Barba está en la cuerda floja, y esta vez no hay red que lo sostenga.
Mientras tanto, en el otro rincón del escenario aparece un viejo conocido. Marcos Rojo, hoy sin lugar en Boca, se comunicó directamente con Juan Sebastián Verón y comenzó a planear su regreso al club que lo vio nacer. La Brujita dio el visto bueno, aunque con condiciones: deberá arreglar su salida del Xeneize sin exigir una fortuna y mantener un comportamiento ejemplar.
Agustín Alayes ya comenzó a moverse y habrá contactos en las próximas horas. El regreso de Rojo, que en el pasado se fue con críticas por su partida al Xeneize, podría convertirse en un golpe anímico para un vestuario golpeado. ¿Será suficiente para torcer la historia?
Por ahora, Domínguez sigue. Pero el crédito se achica. La comparación con Guardiola suena a defensa desesperada. Y en La Plata, ya no hay margen para más excusas.
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