San Arsenio , el grande
Nacido sin duda en Roma hacia el 354; muerto en Tróade, cerca de Menfis (Egipto) hacia el 412.
Ciertas máximas de este célebre anacoreta se han convertido en proverbiales. Ésta es una de ellas: «Me he arrepentido a menudo de haber hablado,
raramente de haberme callado». Es dudoso que fuera, corno se creía, diácono en Roma y después preceptor de los hijos de Teodosio I en Constantinopla.
Es más seguro que viviese muchos años en el desierto de Escitia. Con la llegada de los vándalos se vio obligado a refugiarse en Canope y en Tróade.
Inteligente y experimentado, Arsenio creía en el pecado original, las tentaciones del demonio o el peligro que representan a veces las mujeres para
los servidores de Dios. Una matrona romana hizo un viaje para verle, y le descubrió gracias a Teófilo, patriarca de Alejandría. «Volveos a casa y dejadme
tranquilo», le gritó desde el fondo de su gruta. «Prometedme al menos acordaros de mí delante de Dios».