Se conoció que el Banco Nación preadjudicó un contrato por $3.933 millones a Tech Security SRL, una empresa vinculada al actual presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem. Aunque el dirigente riojano ya no figura como socio, era parte de la firma hasta diciembre de 2023 y transfirió sus acciones a sus hermanos al asumir su cargo.
La licitación pública, publicada en el Boletín Oficial del 4 de julio, contempla la prestación de servicios de seguridad durante 24 meses en sedes claves del banco, como la Casa Central y el Aeroparque Jorge Newbery, con opción a dos prórrogas anuales. Junto a Tech Security, fue preseleccionada Briefing Security SA, por un monto notablemente menor: $237 millones.
Tech Security cuenta con antecedentes en el ámbito deportivo y estatal, incluyendo servicios en partidos de River Plate y la custodia del acto en el Luna Park donde Javier Milei presentó su libro. La empresa es encabezada por Pablo Vázquez, exjefe de seguridad del club millonario, y actual referente en eventos FIFA y Conmebol.
Aunque Menem ya no tiene participación directa, la cercanía familiar y política con el Gobierno nacional reaviva sospechas sobre la transparencia de las contrataciones públicas, en un contexto de ajuste para todos, menos para quienes mantienen la cercanía y buenas relaciones con el poder.
Lejos de marcar un cambio de época y de “combatir a la casta”, la licitación evidencia que la lógica que La Libertad Avanza prometía erradicar continúa más vigente que nunca.
Mientras Javier Milei agita la motosierra para recortar en salud, educación, ciencia y discapacidad, los negocios de su entorno siguen creciendo sin freno. El Presidente prometió terminar con “la casta”, pero parece que algunos apellidos tienen inmunidad: los Menem no sólo siguen en el poder, sino que también consolidan un esquema de negocios privado financiado con fondos públicos.
Con casi $10 mil millones en contratos estatales en menos de un año de gobierno, el clan Menem se convierte en uno de los grandes ganadores del modelo libertario. Todo bajo un paraguas discursivo que demoniza al Estado… mientras se alimentan de él.
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